jueves, 29 de octubre de 2009

524

A veces, solo a veces, tengo un momento de cordura. Recorro el mundo entre nubes amarillas. Lloro un poco, vuelvo a la normalidad. Retomando, la normalidad no es para mi algo tan normal, la normalidad se relaciona directamente con la volatilidad de las cosas, aparición-desaparición, amor-amor, porque no hay odio, no con vos. Mi normalidad es lo que otros llamarían fantasía, sueño. Mis sueños, la normalidad ajena, mis sueños son... nada. Mis antiguos sueños son... realidad. Cada pequeño globo se manifiesta ahora, tan sólidamente como el hierro sobre los rieles de mi locura (que no es locura en lo más mínimo. La locura es otra cosa, es estar loco, es morir de frio). Cada día es solo un capitulo, cada hora... una escena. Los personajes podrían ser mucho mejores, aunque solo los extras... esos que pasan caminando sin ser registrados por el ojo protagonista, esos de los que nadie sabe el nombre. A veces las estrellas aburren, pero los universos no. Vos, un universo. El resto, estrellas. Algunos... vagos cometas.
Los universos pueden ser, en realidad, pequeños. Cuando son pequeños uno cree que esta soñando. Cuando son enormes y llenos de luces uno siente, que es su normalidad. Vivir no tiene significado, y se relaciona completamente con la palabra "sentir" y con la palabra "cambiar" pero estas dos últimas solo se rozan. Vivir no debe ser cambiar de sentimientos. Vivir puede ser sentir y cambiar en el camino. Vivir es sentir y cambiar en el camino. Pero esto no es autoayuda, ni literatura, ni divagues. O si, son divagues, de una persona que tiene una normalidad, un universo. Y que ama cosas, eso es lo importante. Ama cosas. Ama. Am. A. a.

lunes, 12 de octubre de 2009

Visita

No estoy.
No la conozco.
No quiero conocerla.
Me repugna lo hueco,la afición al misterio,
el culto a la ceniza,
a cuanto se disgrega.
Jamás he mantenido contacto con lo inerte.
Si de algo he renegado es de la indiferencia.
No aspiro a transmutarme,
ni me tienta el reposo.
Todavía me intrigan el absurdo, la gracia.
No estoy para lo inmóvil,
para lo inhabitado.

Cuando venga a buscarme,
díganle:
"se ha mudado".
O.Girondo