jueves, 24 de diciembre de 2009

786




No se cuando sucedió, pero al abrir los ojos ya me encontraba sumergido en un mar de hielos y fuegos. Ella bailaba frente a mi, cada movimiento dedicado únicamente a mi alma. El aire denso escondía un sin fin de obviedades y misterios que ambos sabíamos, o estábamos por descubrir. Me tomo la mano, dijo que apretara los dientes. Me condujo a su pequeño mundo, aunque enorme. Enorme porque la dimensión inconmensurable de sus sentimientos, pequeño porque solo entrabamos los dos. Ella no entendía realmente, o tal vez si, el poder que tenia sobre mi ritmo cardíaco, sobre mis brazos y mis piernas, sobre mi alma, mi existir. Daba vueltas, me mareaba.
Algún día volveremos, será pronto. Me besó en la frente, y al volver al mundo real, ya nada era como antes de partir.


viernes, 18 de diciembre de 2009

555

La presión cerebral... el agua, todo se confabula. Junto con las nubes y el pequeño pajaro que se posa en mi ventana, mienten. Todos pretenden empujar mi reloj, acelerarlo, molestarme. Cada segundo que pasa es impulsado por la cortina a lunares que volando desde mi habitación se rie de mi, cada vez más fuerte. La escucho reír y llora cuando me río, odia escucharme reir porque sabe que soy más fuerte que ella, que podria tomar los filos del comedor y transformar esos lunares en formas semicirculares. Te odio cortina a lunares que vuela con gracia en mi habitación! aunque no existas, aunque no te tenga. Te odio!