jueves, 24 de diciembre de 2009

786




No se cuando sucedió, pero al abrir los ojos ya me encontraba sumergido en un mar de hielos y fuegos. Ella bailaba frente a mi, cada movimiento dedicado únicamente a mi alma. El aire denso escondía un sin fin de obviedades y misterios que ambos sabíamos, o estábamos por descubrir. Me tomo la mano, dijo que apretara los dientes. Me condujo a su pequeño mundo, aunque enorme. Enorme porque la dimensión inconmensurable de sus sentimientos, pequeño porque solo entrabamos los dos. Ella no entendía realmente, o tal vez si, el poder que tenia sobre mi ritmo cardíaco, sobre mis brazos y mis piernas, sobre mi alma, mi existir. Daba vueltas, me mareaba.
Algún día volveremos, será pronto. Me besó en la frente, y al volver al mundo real, ya nada era como antes de partir.


1 comentario: