martes, 29 de junio de 2010

090

A veces necesitamos un respiro de aquel estúpido aire contaminado por nosotros mismos. Golpeamos nuestras cabezas contra las mismas paredes, seria divertido por lo menos encontrar una nueva, porque de todos modos de eso se trata: encontrar nuevas paredes con las cuales romper nuestras cabezas. Cabezas que no valen nada, brazos que no valen nada. Elegiría un aire distinto, contaminado de otros elementos nocivos para mi salud, que de todos modos es perjudicada por agentes invencibles y que ni se pueden ver. Cuando todos nos golpeamos unos a otros, comienza esta guerra que podría dejarnos sin fuerzas de contaminar el aire que nos rodea. 
Los cuerpos que se posan a nuestros alrededores muchas veces nos impiden exhalar libremente aquel aire lleno de vestigios de porquerías de otras personas de otros lugares de otros idiomas de otras calles. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario